LIEDERS
Rosalía de Castro deixounos moito material para a análise e a profundización. Coma ben dixemos fai certo tempo, a máis grande das nosas letras tamén deixou pegada na literatura castelá. Escribiu nesta lingua obras como En las orillas del Sar, Las literatas, Flavio, A mi madre, La hija del mar ou Lieders. Este precioso manifesto xorde dunha petición feita en 1858 por Benito Vicetto. Este home escribiulle a Murguía para pedirlle amablemente que cantase a santa liberdade do pobo galego e abofé que o fixo. A xoven autora está a elaborar o seu primeiro documento de identidade, por certo no mesmo ano en que casa con Murguía, unha especie de aviso a navegantes coa contundencia que caracterizou a nosa propia escritora.
O diario El Miño será o destino deste breve manifesto feminista, periódico dirixido entre outras persoas por Juan Compañel, editor de Cantares, como Alejandro Chao, membro dunha das familias máis importantes da historia de Vigo. Grazas ao arquivo que os Chao gardan en Vigo e ao historiador José Luis Mateo, puidemos ver unhas fotos de Compañel.
Non serviam vai ser unha expresión que siga moito a nosa Rosalía, evocando un pouco a Luzbel: non servirá as leis inxustas, non servirá aos homes, non servirá o papel subordinado e controlado das mulleres, etc.
Sen máis deixo que a vosa capacidade interpretativa e de análise, sexa a que saia dos vosos corazóns e que poidades compartir a delicia de ler un texto feminista en galego.
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¡Oh, no quiero ceñirme a
las reglas del arte! Mis pensamientos son vagabundos, mi imaginación
errante y mi alma sólo se satisface de impresiones.
Jamás
ha dominado en mi alma la esperanza de la gloria, ni he soñado nunca con
laureles que oprimiesen mi frente. Sólo cantos de independencia y
libertad han balbucido mis labios, aunque alrededor hubiese sentido,
desde la cuna ya, el ruido de las cadenas que debían aprisionarme para
siempre, porque el patrimonio de la mujer son los grillos de la
esclavitud.
Yo, sin embargo, soy libre, libre como los pájaros, como las brisas; como los árboles en el desierto y el pirata en la mar.
Libre
es mi corazón, libre mi alma, y libre mi pensamiento, que se alza hasta
el cielo y desciende hasta la tierra, sobervio como el Luzbel y dulce
como una esperanza.
Cuando los señores de la tierra me
amenazan con unha mirada, o quieren marcar mi frente con unha mancha de
oprobio, yo me río como ellos se ríen y hago, en apariencia, mi
iniquidad más grande que su iniquidad. En el fondo, no obstante, mi
corazón es bueno; pero no acato los mandatos de mis iguales y creo que
su hechura es igual a mi hechura, y que su carne es igual a mi carne.
* * *
Yo soy libre. Nada puede proteger la marcha de mis pensamientos, y ellos son la ley que rige mi destino.
* * *
¡Oh
mujer! ¿Por qué siendo tan pura vienen a proyectarse sobre los blancos
rayos que despide tu frente las impías sombras de los vicios de la
tierra? ¿Por qué los hombres derraman sobre ti la inmundicia de sus
excesos, despreciando y aborreciendo después en tu moribundo cansancio
lo horrible de sus mismos desórdenes y de sus calenturientos delirios?
Todo
lo que viene a formarse de sombrío y macilento en tu mirada después del
primer destello de tu juventud inocente, todo lo que viene a manchar de
cieno los blancos ropajes con que te vistieron las primeras alboradas
de tu infancia, y a extinguir tus olorosas esencias y borrar las
imágenes de la virtud en tu pensamiento, todo te lo transmiten ellos
todo..., y, sin embargo, te desprecian.
* * *
Los
remordimientos son la herencia de las mujeres débiles. Ellos corroen su
existencia con el recuerdo de unos placeres que hoy compraron a costa
de su felicidad y que mañana pesarán sobre su alma como soplo candente.
Espectros
dormidos que descansan impasibles en el regazo que se dispone a recibir
otro objeto que el que ellos nos presentan, y abrazos que reciben otros
abrazos que hemos jurado no admitir jamás.
Dolores
punzantes y desgarradores por lo pasado, arrepentimientos vanos,
enmiendas de un instante y reproducciones eternas en la culpa, y un
deseo de virtud para lo futuro, un nombre honrado y sin mancillar que
poder entregar al hombre que nos pide sinceramente una existencia
desnuda de riquezas, mas pródiga en bondades y sensaciones vírgenes.
He aquí las luchas precedidas siempre por los remordimientos que velan nuestro sueño, nuestras esperanzas, nuestras ambiciones.
¡Y todo esto por una debilidad!
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